El parto en el agua es un método que gana popularidad debido a sus beneficios. Proporciona comodidad a la futura madre, reduce el dolor y acelera el proceso de parto. Antes de decidirse por este método, es importante comprender en qué consiste y qué riesgos conlleva, así que si te interesa este tema, te invitamos a seguir leyendo.
Ventajas del parto en el agua
El parto en el agua es recomendado debido a sus numerosos beneficios. En primer lugar, el agua actúa como un calmante para el dolor. El entorno acuático naturalmente alivia el malestar asociado con el parto. Los estudios muestran que las mujeres que optan por el parto en el agua a menudo no necesitan epidurales u otras formas de anestesia. Esto es posible gracias a las endorfinas, que son analgésicos naturales que se liberan en mayor cantidad durante la relajación en agua tibia.
Además, el agua ayuda a reducir la presión sobre el cuerpo de la mujer, lo cual es especialmente importante durante el parto. La presión reducida puede acelerar el proceso de dilatación, lo que acorta la duración del parto. El agua también aumenta la elasticidad de la piel, lo que minimiza el riesgo de desgarros o episiotomías.
Sin embargo, el parto en el agua no es adecuado para todas las mujeres. Requiere condiciones adecuadas, como acceso a bañeras de parto especializadas y la presencia de personal calificado.
Riesgos y contraindicaciones
Aunque el parto en el agua tiene muchos beneficios, también existen ciertos riesgos. Uno de los principales riesgos es la posibilidad de infección, tanto para la madre como para el bebé. El agua en la piscina de partos debe ser controlada regularmente y mantenerse limpia para minimizar este riesgo.
Otro riesgo potencial es la aspiración de agua por parte del bebé. Aunque los recién nacidos tienen reflejos que evitan la inhalación de agua justo después del nacimiento, existe el peligro de aspiración si la cabeza del bebé permanece bajo el agua durante demasiado tiempo después de cortar el cordón umbilical.
Además, no todas las situaciones médicas o embarazos califican para un parto en el agua. Las contraindicaciones incluyen ruptura prematura de membranas, parto prematuro, o la presencia de ciertas enfermedades en la madre, como la diabetes o infecciones de transmisión sexual.
Preparación para el parto en el agua
La decisión sobre el parto en el agua debe ser cuidadosamente considerada y discutida con el médico que lleva el embarazo. Es importante elegir un centro que tenga experiencia en este tipo de partos y condiciones adecuadas. La futura madre también debe estar preparada para la posibilidad de cambiar los planes de parto si es necesario por razones médicas.
Además, vale la pena invertir tiempo en encontrar un equipo calificado que apoye el parto en el agua. También es útil familiarizarse con las técnicas de relajación y respiración disponibles, que pueden ser especialmente útiles durante el parto en el agua.
Inés Castillo